sábado, 23 de febrero de 2008

Uno de cada tres mexicanos padece obesidad



Ƈ El cerebro consume el 20 por ciento de la energía que extraemos de los alimentos
Ƈ El IMSS ofrece tratamientos integrales, con resultados favorables para el paciente

Una mala combinación alimenticia puede producir una carencia de vitaminas o minerales que se manifiesta a través de síntomas o sensaciones de ansiedad, apatía, desgano, irritabilidad, nerviosismo, falta de atención e, incluso, depresión.
Por ser una parte esencial para la vida, la alimentación debe estar diseñada para generar bienestar pero, en ocasiones, resulta contraproducente y afecta el desarrollo cotidiano; es decir, el estado de ánimo, afirma la nutrióloga del Servicio de Nutrición Artificial del Hospital de Especialidades del CMN La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Blanca Esquivel Roldán.
A consecuencia de los malos hábitos alimenticios, uno de cada tres mexicanos padece de sobrepeso u obesidad; más de cinco millones de jóvenes presentan estos padecimientos y la prevalencia aumenta considerablemente en la edad adulta. En el otro extremo, en México se registran 20 mil casos de anorexia y bulimia al año, y hoy afectan a más de dos millones de personas.
La especialista del IMSS remarca la importancia del trabajo conjunto entre la nutrición y la psicología para la atención del estado de ánimo y problemas ocasionados por una mala dieta alimenticia.
“En la actualidad se le está dando la importancia que realmente tienen tanto el aspecto nutricional como el psicológico; dos áreas de la salud que habían estado muy olvidadas. Nos habíamos concentrado en curar y lo que tratamos de hacer actualmente son intervenciones oportunas; no curar, sino prevenir”, apunta.
Estadísticas del Instituto indican que más del 70 por ciento de la población mexicana presenta algún factor que contribuye a enfermedades cardiovasculares, en gran parte por el desbalance alimentario, como consecuencia de estrés, depresión, hipertensión, grasas elevadas en la sangre y tabaquismo, entre otros.
El IMSS cuenta con módulos de atención para orientar a los derechohabientes sobre las consecuencias que provocan los desórdenes y problemas alimenticios. Asimismo, en sus clínicas y hospitales brinda tratamientos integrales, con la atención de un psicólogo o psiquiatra, complementado con el área de nutrición y dietética, con resultados favorables, refirió la nutrióloga.
A pesar de que el cerebro representa entre 2 y 3 por ciento del peso corporal total, éste consume el 20 por ciento de la energía que extraemos de los alimentos, dado que alberga más del 90 por ciento de las neuronas del cuerpo y, aun cuando su funcionamiento requiere de oxígeno y glucosa, son necesarios otros nutrientes para desarrollar funciones como la memoria, la concentración y el pensamiento, todas provenientes del encéfalo.
La especialista del Servicio de Nutrición Artificial del Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional (CMN) La Raza, asevera que por lo general llevamos la dieta hacia un solo nutriente: la glucosa, la cual, en exceso, provoca efectos cambiantes en el estado de ánimo, como sería consumir en exceso azúcares.
Lo que por momentos generó gran cantidad de energía en el individuo; que lo mantuvo alerta y despierto, deriva después en una disminución; una secreción de insulina abundante, que desciende drásticamente los niveles de glucosa en sangre, y es cuando vienen sensaciones negativas de cansancio, nerviosismo, irritabilidad y apatía, así como periodos de ansiedad, reacciones depresivas y aumento del estrés laboral.
La nutrióloga Esquivel Roldán menciona que la industria y mercadotecnia alimentaria también inciden en el estado de ánimo de las personas, con la promoción de comida rápida y estereotipos de imagen, que, generalmente, afectan más a los niños y adolescentes.
Finalmente, la especialista recomienda el consumo de alimentos que contengan los tres principales nutrientes: carbohidratos, proteínas y lípidos.

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